Simulación clínica como estrategia de enseñanza en Ciencias de la Salud

Desde que un piloto de aviones noruego inventó un simulador de vuelo que permitiera a los pilotos militares ejecutar la práctica de eventos críticos (Link, 1929), muchos han sido los avances en esta ciencia. En el campo de la salud, apareció el primer maniquí para prácticas de reanimación cardiopulmonar, llamado Resusci Anne (Laerdal, 1960), que fue seguido por innumerables modelos cada vez más sofisticados. Pero es que la simulación también puede ser pinchar en una naranja, o los juegos de roles (Urra Medina, 2017).

La Simulación Clínica en ciencias de la salud es una metodología docente donde se hace una inmersión en entornos lo más parecido posible a la realidad, de tal manera que los participantes puedan hacer una primera aproximación a procedimientos, técnicas o situaciones, para después terminar de afianzarlos en situaciones reales.

El alumno se convierte en protagonista de la experiencia, alejándonos de metodologías tradicionales y abrazando la innovación docente, ya que, entre otras cosas, la simulación nos brinda la posibilidad de ir de la mano de nuevas tecnologías, tales como la realidad virtual, realidad aumentada, uso de modelos impresos en 3D, simuladores procedimentales con feedback, simulación híbrida mediante el uso de avatares, etc. y un sinfín de posibilidades más.

Asimismo, la simulación clínica, apta para todos los niveles de aprendizaje de los participantes, emplea desde modelos de simulación para el aprendizaje de procedimientos (como, por ejemplo, un brazo para practicar la canalización de vías venosas o inmovilizaciones), hasta maniquís de alta fidelidad que reproducen situaciones clínicas reales, e incluso actores que simulen ser pacientes humanos estandarizados. Esta flexibilidad permite al docente adaptarla al nivel de complejidad que necesite en su materia e ir ajustándola en función de la experiencia.

Cuando hablamos de simulación, debemos hablar también de Debriefing. El profesor facilitador será el encargado de guiar al participante en un análisis reflexivo posterior a la experiencia de simulación que le permitirá tomar conciencia de la situación vivida, a la vez que integra los nuevos conocimientos. Este proceso reflexivo es el verdadero corazón de la simulación, y es donde se construye el aprendizaje significativo del participante.

El Debriefing permite al participante analizar y reflexionar sobre los conceptos técnicos principales de la situación, pero, además, también le permite desarrollar habilidades no técnicas, como el trabajo en equipo y los roles asignados, comunicación interparticipantes, comunicación de malas noticias, gestión de conflictos, etc. Alcanzando una experiencia holística de aprendizaje.

En el Campus de San Rafael de Ciencias de la Salud, los docentes de los Grados de Enfermería y Fisioterapia, estamos muy comprometidos con esta metodología incluyéndola en aquellas materias con carga práctica, y tratando de superarnos año tras año con el diseño de los casos. Para ello, disponemos de espacios destinados específicamente para ello, así como de materiales de simulación o reales para darle la mayor fidelidad posible. Además, las obras del Hospital Simulado siguen su curso y está prevista su apertura para el próximo año. Dicho hospital está diseñado reproduciendo los principales espacios sanitarios y estará dotado de alta tecnología para el desarrollo tanto de la simulación, como de su posterior Debriefing.

Autora: Sabrina Samith